Retrópica

Pedro Gómez: el Ferrari de los plumas

Si hay un artículo de vestir «fetiche» en la historia de la contracultura madrileña de finales del siglo XX, principios del XXI (qué viejuno queda dicho así, parece como si hablásemos del «medievo»), son los plumas Pedro Gómez.

Antes de seguir, cuando hablo de «plumas», me refiero a un plumífero, el típico abrigo de montaña relleno de pluma de ganso/oca, aclaración para aquellos que viváis en el Caribe y no sepáis de «cosas de frío».

Desconozco si fuera de la comunidad de Madrid tuvo alcance este tipo de productos (todo puede ser) pero sí que garantizo que en el centro de la Península tuvieron un auge y posterior «iconización» que dura hasta hoy, ya que se siguen vendiendo y cambiando en plataformas online como Wallapop o Milanuncios, no bajando de los 300€ (que por otra parte es un regalo, comparándolo con el precio original).

Sin más dilaciones, ¿qué es (y quién era) un Pedro Gómez?

A este nombre respondía un sastre de productos para montañeros que tenía una tienda cerca de Cuatro Caminos (creo recordar) llamada Deportes El Igloo. Hacía prendas térmicas a medida básicamente porque era un producto que, por aquel entonces, no era tan masivo como ahora.

Por ejemplo mi padre, que no era ningún “malote” tenía un saco de dormir de plumas de Pedro Gómez. Eran cosas caras pero lógicamente muy buenas, pues no había nada industrial y era como un traje, “a medida”. Hoy los tendenciosos del momento se compran sus abrigos técnicos de Canada Goose que valen 800€, que sin ser a medida igualmente representan ese rollo de «producto de nieve premium» aunque eso era aún mejor porque te lo hacían PARA TÍ.

"Malotización" del producto

Y algo así, ¿cómo pudo pervertirse y pasar a ser el símbolo de poder/pelas de cualquier cani del momento?

El orígen de esto parece ser que el Rey Juan Carlos I, en sus periplos por Baqueira, lucía estos plumas.

Así que, si el Rey de España los lleva… tu obligación como “Rey” de tu barrio es tener uno. Y así empieza la historia…

Lógicamente los modelos originales eran de un sólo color y “hasta el culo”, es decir, estaban pensandos para taparte del frío.

Sin embargo los Pedro Gómez malotiles se dejaron a la “cintura”, es decir que tu culo quedaba al aire en lo que se llamaba “corte canadiense” (ver imagen adjunta), y además tenían varios extras que los hacían más cojonudos, como:

  • Kilos de pluma extra:

    Meterle más plumas al plumífero le confería un aspecto más “petao”, por lo cual el efecto “muñeco Michelín” era más evidente. Además tenía más peso, y si algo pesa, es bueno. Eso es así.

  • Mangas quitables, para convertirlo en chaleco:

    Nadie quería condenar a esta maravilla de la técnica a pasar los meses de primavera-verano guardado en el armario; quitando las mangas lo convertías en un fantástico chaleco que, y cito textualmente:“no da calor, porque mantiente tu temperatura corporal”.Además el chaleco permitía meter las manos por los agujeros de las mangas y hacer el fantástico “baile del águila” (ver imagen adjunta).

  • Dos colores, a cual más chillón:

    Un plumas “normal” tendría una combinación de colores “razonable” porque (se supone) que alguien de marketing lo supervisa. En el caso de los Pedro Gómez, si lo querías rosa abajo con print de leopardo en las hombreras, lo tenías. Y éste ejemplo no es exagerado, CUALQUIER cosa era posible en un Pedro Gómez.

  • Sus icónicas cremalleras:

    Tenían el logotipo del “Igloo” de la tienda que los vendía, por lo que era «evidente» cuando era un «Pedrito» o no. ¡No acepte imitaciones!

Hablando de imitaciones, al ponerse tan de moda los plumas no tardaron en salir versiones más económicas que son en general los que los mortales tuvimos, destacando Verlak, Rumilly y Roc Neige (que todos llamábamos “Roc Noice” porque las letras del logotipo estaban diseñadas… en fin). Y es que dado que un plumas de estos podía costar cómodamente 80.000 pelas de la época (unos 420€), comprarlos no estaba al alcance de todos.

De todas maneras era muy común robarlos y de hecho tenerlos era un “símbolo de poder” ya que era casi peor mantenerlo que tenerlo… Clásicas son las redadas en el Parque Oeste para pillar plumas, o en su defecto las botas Salomón o Timberland (de las que hablaremos otro día). ¡Cuando efebo se ha ido a su puta casa descalzo y “a la intemperie” saliendo de la misma con sus botas y plumas!

Igualmente eran usados en tratos como un elemento de pago en “efectivo” (“Te compro el coche con 200.000 pelas y un Pedro Gómez”), así como para saldar deudas, ya que eran más aceptados que otras cosas caras como relojes.

Se acaban los plumas. Comienza "la Leyenda"

Parece ser que Pedro Gomez se jubiló y dejó de hacerlos, pero también dicen las “malas lenguas” que dejó de fabricarlos porque la asociación de su nombre a camellos, malotes y demás gentes de la noche era de todo menos positiva para su negocio (aunque francamente dudo que a base de montañeros vendiese la ingente cantidad de plumas que vendió a la chusmo-pijería madrileña).

De todas maneras esto ya pasó con otras marcas como Ben Sherman, marca que los lectores más “mod” degusten en forma de camisas y ropa “british” en tiendas como el mercado de Fuencarral hoy en día pero que en los 90 era considerado uniforme de “bakala” junto a otras marcas como Lonsdale o Fred Perry y que en su momento decidió dejar de vender la marca en España por la pésima imagen que transmitía la marca por el tipo de gente que compraba sus productos.

Por cierto, os dejo un clásico del audiovisual: el documental de la «Ruta del Bakalao», impagable la gentuza que retratan y las hombreras del traje de Carlos Francino.

Me ha dado el tonto y quiero uno

Es normal. Lo retro está de moda y ahora que tienes “ytantos” te engorilas con que quieres tener ese objeto de deseo que no pudiste disfrutar en su momento. Pues sorprendentemente, si quieres, puedes. Como decía al principio en Wallapop, Milanuncios y demás portales online siguen saliendo a la venta por parte de particulares y algún profesional que “trapichea” con ellos. El principal problema: que te valga la talla, claro.

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¿Tuvieste un Pedro Gomez en su momento? ¿Pagado? ¿Robado? Déjanos tus comentarios y fotos si tienes, ¡juramos que no iremos a robártelo! (de momento).

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